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Sólo he leído el titular. Desconozco el artículo completo. El artículo creo que alude al miedo universal de que nuestras máquinas nos controlen. Me da tufillo a agenda 2030.
Si lees o escuchas cosas de Javier Recuenco, o similares, verás que la IA está muy lejos todavía de imitar el pensamiento arborescente. La misma IA que ahora nos están vendiendo ya existía hace 20 años. Lo que pasa es que antes no existía un banco de datos tan grande donde cotejar.
Aún así, el peligro de esta “IA”, creo que ya se está viendo: el confort y la comodidad, que crea gusanos. Nosotros, que venimos de generaciones relativamente duras, quizá nos podamos permitir su uso. Entendemos lo que hay detrás del esfuerzo. Pero una persona que desde temprana edad ponga sus capacidades al servicio de la tecnología, dichas capacidades se verán mermadas. La frustración, el aburrimiento, la paciencia… No tienen mucha cabida en el universo cortoplacista tecnológico. Son semillas amargas que muy a la larga y después de trabajo dan su fruto.
Es lo que venimos hablando en este curso: Nos hemos olvidado de vivir el proceso, hemos sacrificado la poesía desde la revolución industrial, y nos hemos centrado en el resultado. Que tampoco está mal, pero sólo es un polo de una dualidad que bailamos entre el proceso y su resultado.
Aceptar que todo este constructor lo hemos realizado como civilización para visitar la polaridad del “hacer” y del “resultado”, es algo que a mí me da bastante tranquilidad. Cuando ya tengamos eso más que visto, la sociedad (pese a su alto coste), pasará a otra cosa.
Me voy a ir con los Amish, jjjjj.